Siempre me pregunto por qué y para qué, en este país de mentirosos, hay un
día, el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes (aquellos niños mandados a
asesinar por Herodes), dedicado oficialmente a engañar a los demás. Ya sé que no
somos los únicos, no. En Inglaterra, el 1 de abril es el Fool’s Day, que se
podría traducir como “el día loco”; y, el mismo día, en Francia e Italia es “Le
poisson d’avril” y “Il pesce d’aprile”, el Pescado de abril, porque te ponen en
la espalda un pez en lugar de nuestro clásico monigote, ja, ja, ja. Pero, al
menos, ellos no se ríen de los pobres inocentes…
martes, 27 de diciembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
Yo quiero un premio
La Navidad empezaba en mi casa, cuando era pequeña, el 22 de diciembre con la
cantinela de los niños de San Ildefonso en la radio, que se ponía desde el
principio hasta el final (ya hablé una
vez de la vena ludópata de mi familia). Antes de abrir los ojos, ya mi
subconsciente oía a lo lejos el “veintidós mil setecientooos-ochenta y cuatro,
veinte mil peseeetaaas…”. Y ahora, aunque la cosa haya cambiado a euros, yo sigo
poniendo la radio (un ratito sólo, que, si no, es un guineo) porque es algo que
me emociona más que lo de "pero mira cómo beben los peces en el río". Y es que,
claro, yo también quiero un premio, oye. Quiero eso de descorchar una botella de
champán y mojar a todo el mundo y decir en la tele que qué bien que esté todo
muy repartido y que servirá para tapar agujeros.
martes, 6 de diciembre de 2011
Piropeando
En mis tiempos mozos los chicos nos decían muchos piropos por la calle. Parecía
haber en la educación masculina una asignatura especial dedicada exclusivamente
a este menester. Sacaban sobresaliente en ella los obreros de la construcción, a
los que seguro que les decían cuando empezaban a trabajar: “Tenga usted el
casco, las herramientas y el manual de los piropos, dividido por capítulos:
finos, bastos y burros”.
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