Dicen los filósofos que el principio de la sabiduría es la ignorancia. Ningún
enterado de esos que creen que se lo saben todo se pone a buscar, a indagar, a
caminar en pos de la verdad (si es que ésta existe). Este es el sentido del
“sólo sé que no sé nada” socrático, que muchos continúan con “y todavía no estoy
muy seguro de ello”.
Es lógico, entonces, pensar que detrás de la ignorancia vienen las preguntas
¿verdad? Y, sin embargo, parece haber en el sexo masculino una increíble
tendencia a no preguntar nada. Ya pueden estar en un pueblo perdido en medio de
la estepa castellana sin saber qué rumbo tomar para volver a la civilización y,
por supuesto, sin GPS, que antes muertos que preguntar al lugareño más cercano
cosas tan elementales como “¿cómo se sale de aquí”, “¿hay alguna gasolinera
cerca?” y “¿dónde se puede comer bueno, bonito y barato por estos andurriales?”.
Por eso me encantan mis nietos. No se cortan un pelo a la hora de preguntar
y, aunque a veces sean tan pesados como el crío que en la canción de Les
Luthiers pregunta, machacón, por qué la gallinita dijo “eureka”, por qué, por
qué y por qué, su repertorio de preguntas, inacabable, demuestra que están en el
camino de la sabiduría. He aquí una muestra de ellas, recogidas este verano
pasado en que los he tenido conmigo casi a tiempo completo:
¿Por qué el dedo gordo del pie está al lado de los demás?
¿De qué están hechos los ojos de los peluches?
¿Por qué los mosquitos no pican a los zorros en lugar de a los humanos?
¿Las ratas se lavan?
¿Por qué las hormigas no se caen al subir por las paredes?
¿Cuántas servilletas de papel hay en el mundo?
¿Por qué las gotas de agua se ponen redondas en el espacio?
¿Las gaviotas viven en una “gavietita”? (Con esta creo que pretendían hacer
un chiste)
¿En el tiempo de los dinosaurios ¿existían las montañas?
¿Por qué hay restaurantes chinos si a todo el mundo le gusta la comida
normal?
Cuando explote el volcán ¿qué habrá después de los humanos?
¿Por qué todas las casas no son hinchables?
¿Dónde viven las mariposas?
¿Qué trajes se pone el Ratoncito Pérez? ¿En serio es un
ratón?
Ahora el único problema que tenemos los abuelos es encontrar las respuestas.